El Ouróboros, también llamado Uróboros, es un símbolo de forma circular representado por una serpiente, y en ocasiones, con un Dragón, mordiéndose la cola.
Su significado como tal se remite a la naturaleza cíclica de las cosas y a la idea del eterno retorno. Ambas interpretaciones, en este sentido, se refieren a la concepción de la existencia como un ciclo que siempre recomienza y cuya continuidad consiste en un constante renacer.
De ahí que el Ouróboros también se asocia a la naturaleza cíclica del tiempo, donde el instante presente es eternamente devorado por el instante futuro, constituyendo de esta manera una secuencia infinita de instantes que mueren y renacen a cada momento.
La antigüedad del símbolo data alrededor de unos tres mil años. En el Antiguo Egipto, se guarda un testimonio sobre el Ouróboros en un jeroglífico de la cámara mortuoria de la Pirámide de Unís. Asimismo, expresiones semejantes se encuentran en la Antigua Grecia o en la Mitología Nórdica.
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