Este poema evidencia las contradicciones de una mujer que afirma no estar enamorada pero cuyas emociones y sentimientos prueban exactamente lo contrario.
¡Yo no te amo! ¡No! ¡No te amo!
Sin embargo, soy tristeza cuando estás ausente;
Y hasta envidio que sobre ti yazga el cielo ardiente;
Cuyas tranquilas estrellas pueden alegrarse al verte.
¡Yo no te amo! Y no sé por qué,
Pero todo lo que haces me parece bien,
Y a menudo en mi soledad observo
Que aquellos a quienes amo no son como tú.
¡Yo no te amo! Sin embargo, cuando te vas
Odio el sonido (aunque los que hablen me sean queridos)
Que quiebra el prolongado eco de tu voz,
Flotando en círculos sobre mis oídos.
¡Yo no te amo! Sin embargo tu mirada cautivante,
Con su profundo, brillante y expresivo azul,
Se planta entre la medianoche y yo,
Más intensa que cualquiera que haya conocido.
¡Yo sé que no te amo! Y que otros rasgarán
La confianza de mi corazón sincero,
Apenas percibo sus figuras en el futuro,
Pues mis ojos están vueltos hacia atrás.
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