El astrólogo, filósofo, físico, botánico y ocultista suizo, Philippus Aureolus Theophrastus Paracelsus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, se ocupó de manera extensa de los Homúnculos en tres libros prohibidos: "De Homunculis", "De Natura Rerum" y "Liber De Imaginibus".
Los Homúnculos son réplicas en miniatura del hombre, es decir, no una criatura inacabada sino realmente un hombre orgánico con todas su cualidades y características pero creado de manera artificial a través de la Alquimia. Desde una perspectiva platónica, los Homúnculos representan la perfección del ser, es decir, una criatura con todas las facultades humanas pero sin las impurezas de la materia.
En el "Liber De Imaginibus", Paracelso trata de despejar la maleza alrededor del concepto de Homúnculo. Condena a los alquimistas fraudulentos que prometían la fabricación de Homúnculos a través del uso de la Mandrágora, la raíz mágica por excelencia, aclarando que estas representaciones eran absurdas, cuando no directamente maliciosas. Según Paracelso, la única manera de crear un Homúnculo es a través del esperma humano, afirmación que logró que buena parte de su obra fuese clasificada como parte de la Nigromancia.
Según los tres libros de Paracelso, para crear un Homúnculo es necesario recolectar el esperma putrefacto de un hombre. Esta muestra debe inseminarse en un huevo, dejado a la sombra, en un sitio cálido, hasta que alcance el nivel óptimo de putrefacción.
En este punto, Paracelso recomienda que para obtener ese nivel de pureza en la putrefacción del huevo, se puede colocar en el excremento de una yegua preñada.
La formación del Homúnculo en el huevo puede variar dependiendo del grado de humedad, calor y sombra, dando por resultado un Homúnculo mujer o bien seres amorfos cuya sola visión produce repugnancia.
Después de cuarenta días de incubación el Homúnculo es capaz de moverse por sí mismo lo cual es fácilmente observable. En esta etapa el huevo no debe de ser abierto. El Homúnculo ya posee algunas características humanoides pero no está completamente formado. Sólo cuando la cáscara del huevo se vuelva traslúcida es posible asistir al Homúnculo. Se lo debe alimentar sabiamente con el arcano de la sangre humana, nutrición que debe prolongarse durante cuarenta días.
El Homúnculo de Paracelso medía aproximadamente unos 30 centímetros y era capaz de realizar trabajos menores con gran empeño. No obstante, después de un tiempo, era habitual que el Homúnculo se rebelara e incluso se volviera en contra de su creador.
Se debe utilizar el huevo de una gallina negra, o bien teñida de negro con polvo de carbón; y el estiércol debe disolverse en una mezcla de Mercurio.
Para finalizar hay que decir que el Homúnculo de Paracelso representaba una buena porción de su misoginia. Sus Homúnculos eran pequeños, de cuerpo traslúcido, puros e incorruptos en todos sus aspectos, salvo por la ausencia de alma. Poseían una inteligencia y una especie de entendimiento de todos los matices secretos de la materia y la naturaleza.
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