viernes, 25 de agosto de 2017

10 trucos tóxicos de belleza en la Época Victoriana

1. PURIFICAR LA SANGRE:
El terror que cosechaba la Tuberculosis en las masas del Siglo XIX, provocaba demasiado temor en las damas de la Época Victoriana. Las mujeres enfermas se veían vulnerables y frágiles y su piel tan blanca a más no poder enloquecía a los hombres, por lo cual muchas personas sanas empleaban tratamientos peligrosos para obtener el mismo aspecto. Para ello, comían solamente las porciones de comida necesarias para seguir vivas complementando las raciones con la toma de vinagre (ya que este mata a los glóbulos rojos que son los que le dan el color a la sangre) o carbonato amónico en los casos extremos.
2. RIZOS PERFECTOS:
Los primeros rizadores de pelo surgieron en el Siglo XIX, se hacían de metal y se calentaban sobre las llamas del fuego, por lo cual, usados de manera inadecuada muchas veces terminaban destrozando la cabellera de las damas y provocando calvicie incluso en las personas jóvenes.
3. PARA ADELGAZAR:
Los corsés, corpiños y cintas ajustadas que tan de moda estaban en la época, requerían de las mujeres unos verdaderos sacrificios. Al fin y al cabo, para lucir perfectas, las chicas tenían que obtener y mantener siluetas delgadas. Con el fin de presumir de unas cinturas estrechas, muchas no tenían problemas con ingerir pastillas de lombriz solitaria. Gracias a ellas bajaban de peso rápidamente aunque su salud empeoraba de un día para el otro.
4. PARA VERSE MEJOR:
Las mujeres que vivían en la Época Victoriana también tenían sus trucos para cambiar el aspecto de las partes del cuerpo que menos les gustaban. Muchas de ellas descontentas con el aspecto de sus narices, apostaban por el uso de "moldeadores"; que eran maquinitas de metal que aplastaban el cartílago blando de la nariz, dejándola más fina y recta.
5. OTRO TRUCO PARA OBTENER UNA PIEL BLANCA:
El furor que provocaba la piel blanca tenía también que ver con el lujo de no tener que trabajar bajo el sol. Para aparentar poderosas, muchas mujeres de clase alta durante la noche se cubrían los rostros con hojas de opio y lechuga. Al despertar, enjuagaban las caras con amoniaco pero también utilizaban arsénico. Al parecer no les importaban sus propiedades venenosas.
6. PARA ATRAER CON LA MIRADA:
Otro rasgo característico de las personas que padecían de Tuberculosis eran las pupilas dilatadas y los ojos brillantes. Para obtener el mismo efecto sin caer enfermas, muchas mujeres empleaban las gotas de belladona. Aplicadas en los ojos les aseguraban el aspecto deseado aunque también afectaban a la salud de las damas causando graves inflamaciones, erupciones, ceguera o irritación intestinal.
7. PARA MEJORAR EL ASPECTO DE LA PIEL:
Los baños de arsénico suponían una solución perfecta para mejorar el estado de la piel. Por más peligrosos que fuesen, las duchas venenosas de verdad funcionaban e incluso creaban cierta resistencia al veneno en cuestión.
8. MAQUILLAJE:
Aunque las mujeres victorianas apostaban por el aspecto natural y fresco, esto no quiere decir que hubieran prescindido del uso de los cosméticos por completo. De hecho, usaban algunas sombras de ojos y cremas aunque sus componentes eran Plomo y Mercurio y les podían provocar incluso la muerte.
9. COMBATIR EL MAL ALIENTO:
Se tomaban una solución preparada a base de amoniaco y agua. Dicha mezcla prevenía la caída de los dientes y cuidaba del aliento de las mujeres. Además, para obtener una sonrisa hermosa, se recomendaba cepillar los dientes con pan quemado o carbón.
10. DEPILACIÓN:
Las chicas jóvenes se servían de una pasta de cenizas de madera o en el peor de los casos de cloruro de calcio, que se solía utilizar para blanquear telas. A pesar de que las advertencias ponían que si se dejaba sobre la piel por mucho tiempo el compuesto químico podía quemarla por completo, montones de mujeres confiaban en este método y estaban dispuestas a sufrir para poder lucir más bellas.

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