Dearg Diliat es una raza de Vampiros que provienen de Irlanda cuyo origen se remonta a la Mitología Pre-celta.
Su presencia se fue diluyendo en la Edad Media, ya que los Dearg Diliat son de las criaturas más cambiantes y presentes del ciclo mitológico irlandés.
Una persona no puede convertirse en un Dearg Diliat al ser atacado por un Vampiro, sino que se alcanza ese grado al experimentar las posibilidades más abominables de la gastronomía antropófaga.
Los Vampiros Celtas poseen muchos matices que los destacan sobre otras razas de Vampiros más convencionales. De hecho, algunos Dearg Diliat ni siquiera se interesan en los seres humanos como fuente de alimentación.
Existe una larga lista de cualidades que un humano debe reunir para despertar el apetito de esta raza de Vampiros, por ejemplo, la mugre.
Estos Vampiros se sienten fuertemente atraídos por el hedor inconfundible del sujeto promedio del medioevo.
Con el tiempo, los Dearg Diliat fueron perdiendo estas extravagancias.
Ya en la Edad Media, el término Dearg Diliat se empleó para clasificar la peligrosidad de una gran variedad de espíritus nocturnos. También se utilizó para designar vagamente a los guerreros míticos, temidos y adorados, del oscuro pasado pre-celta, de quienes se afirmaban que bebían la sangre de sus enemigos derrotados.
En ciertos casos, los Dearg Diliat fueron empleados con propósitos difamatorios, en especial para designar a aquellas personas avaras y usureros en general, como es sabido, muy aficionados a la sangre.
Ya en pleno Renacimiento, el término Dearg Diliat pasó a engrosar el listado de epítetos para los espectros de los viejos Druidas Celtas, cuyas almas inquietas rondan los bosques añorando aquel pasado exuberante de sacrificios y tributos de sangre.
Para muchas personas, los Dearg Diliat son en realidad, la forma desencarnada de las Druidesas caídas, es decir, de aquellas sacerdotisas Celtas que extraviaron el camino y se dedicaron a la Nigromancia y la Magia Negra.
Esta raza de Vampiros sólo pueden morir bajo la espada de un héroe; de un hombre con vínculos sanguíneos con alguna divinidad. El resto sólo podía aspirar a inmovilizarlo en su cubil, operación que consistía en colocar una pequeña pirámide de piedras sobre su guarida, recitando viejas melodías y encantamientos ya olvidados.
El escondite de los Dearg Diliat posee un fondo doble, justo debajo de la fosa donde normalmente se deposita el ataúd, cajón, sudario, o lo que permita la economía de sus deudos.
En esta tierra pérfida, los Dearg Diliat acumulan las tibias de sus víctimas a modo de refrigerio para las noches sagradas del calendario Celta.
Esta raza, aparece siempre con la forma de una mujer de rasgos inciertos, apagados, lánguidos, que no fatiga el deseo del caminante extraviado hasta que es demasiado tarde para huir.
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