Gastado corazón de un tiempo gastado,
Líbrate de las redes de lo cierto y lo falso;
Ríe otra vez, corazón, en el triste crepúsculo,
Suspira una vez más, corazón, ante el rocío de la mañana.
Tu madre Eire es siempre joven,
El rocío siempre brillante y triste el crepúsculo;
Aunque su esperanza colapse y el amor se desvanezca,
Ardiendo en las llamas de una lengua odiosa.
Ven, corazón, allí donde las colinas se amontonan:
Pues allí la hermandad mística
Del sol y la luna y el claro y el bosque
Y el río y la corriente construyen su deseo;
Y se alza Dios soplando su cuerno solitario,
Y el tiempo y el mundo siempre vuelan;
Y el amor es menos amable que el oscuro crepúsculo,
Y la esperanza menos querida que el rocío de la mañana.
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