Hermes es el dios mensajero, de las fronteras y de los viajeros que las cruzan, de los pastores, oradores, el ingenio, el comercio, de la astucia de los ladrones y de los mentirosos.
Los símbolos de Hermes eran el gallo y la tortuga; y es reconocido por su bolsa, sus sandalias aladas, su sombrero de ala ancha y su vara de heraldo. Hermes era el dios de los ladrones porque era muy astuto y perspicaz, y porque él mismo fue un ladrón desde que nació, cuando se escapó de Maya y se fugó para robar el ganado de su hermano mayor Apolo.
El templo más importante para darle culto a Hermes se encontraba en Feneo, donde las fiestas en su honor se llamaban "Hermeas".
Hermes, además, llevaba los sueños a los mortales vivos.
Otra función importante de Hermes era su rol como patrón de todos los juegos gimnásticos de los griegos.
La idea de Hermes como heraldo y mensajero de los dioses, de sus viajes de un sitio a otro y decidiendo tratados, implicaba necesariamente la noción de que era el promotor del intercambio social y el comercio entre los hombres, y que era amistoso con ellos. En este puesto era considerado el mantenedor de la paz, y como dios de los caminos, que protegía a los viajeros y castigaba a quienes rehusaban ayudar a los que se equivocaban de ruta. Hermes es también el dios de las ganancias y las riquezas, especialmente de las repentinas e inesperadas. Hermes era considerado el inventor de los sacrificios, y por tanto, no solo actúa en la parte de un heraldo en los sacrificios que es también el protector de los animales sacrificiales, y se creía en concreto que incrementaba la fertilidad de las ovejas; por esta razón es adorado por los pastores.
Hermes era representado como un dios fálico, viejo y barbudo, pero en el siglo VI a. C. fue representado como un joven atlético.
Hermes era hijo de Zeus y Maya. En sus primeras horas de vida, se escapó de su cuna, fue a Pieria y se llevó algunos de los bueyes de Apolo.
Tras esto, volvió a la cueva donde nació y se encontró una tortuga en la puerta de la cueva. Hermes tomó el caparazón del animal, tensó las cuerdas a su través y así inventó la lira.
Apolo, gracias a su poder profético, descubrió que fue Hermes quien robó parte de su ganado, y fue a acusarlo delante de su madre, Maya. Ella mostró al dios niño en su cuna, pero Apolo llevó el niño ante Zeus y exigió la devolución de sus bueyes. Zeus le ordenó que cumpliese con las demandas de Apolo, pero Hermes negó haber robado el ganado. Sin embargo, como vio que sus afirmaciones no eran creídas, condujo a Apolo hasta Pilos y le devolvió sus bueyes, pero cuando Apolo oyó los sonidos de la lira quedó tan encantado que permitió a Hermes quedarse los animales.
Apolo obsequió a Hermes con su vara dorada de pastor; y Zeus lo hizo su heraldo y también de los dioses.
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