Las leyendas de Vampiros están repletas de casos en los que una mujer humana y mortal queda embarazada de un Vampiro.
No se trata estrictamente de un embarazo producto del comercio venial con un Vampiro, sino de una gestación que se desvía hacia el camino de lo paranormal mediante escandalosas influencias del Plano Astral.
En la Edad Media, sobretodo en la región de Hungría y en lo que actualmente conocemos como Rumanía, se hablaba de que algunos recién nacidos podrían convertirse en Vampiros, y no precisamente por causa de una excesiva credulidad pagana, sino de las normas establecidas por el clero para la regulación del amor dentro del matrimonio. Por ejemplo, la Iglesia sostenía que si una mujer concebía durante el Viernes Santo, fecha prohibida para el amor aún dentro del matrimonio, el fruto de aquella unión sería un Vampiro.
Otro caso curioso sostiene que si una mujer embarazada no consumía grandes cantidades de sal, recordemos que es muy eficaz para derribar las influencias del maligno, terminaría gestando a un Vampiro. Lo mismo ocurría si una madre detestaba prematuramente a su hijo.
En definitiva, quedar embarazada de un Vampiro es una operación involuntaria que prescinde por completo de los deseos de la madre.
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