Según algunas fuentes dice así:
"Es casi tan curiosa la reacción de sorpresa de algunos arqueólogos, como el silencio de la Comunidad Pagana tras el hallazgo de un templo dedicado a la Diosa de la Fecundidad (Lunar) y a un Dios Solar (Fertilidad) en la Europa "profunda", es uno de los hallazgos más fulminante, no sólo de la arqueología sino de la historia de las religiones y entre ellas la brujería. A fin de cuentas si viene de España no puede valer mucho y si lo vale mejor callarlo, no sea que tengamos algo que decir y ese algo ofenda al paradigma de una intelectualidad que lleva media vida tapando nuestra historia.
En el artículo "Los arqueólogos desvelan el carácter oriental y el doble culto de los íberos en el santuario de Puente Tablas (Jaén)", se destaca este doble descubrimiento: "Aunque todavía es pronto para desvelar la identidad de las divinidades a las que se rendía culto en Puente Tablas "sí podemos asegurar que esta doble advocación estuviera dirigida a una deidad masculina y a otra femenina como lo atestiguan los hallazgos del betilo de la diosa que descubrimos el año pasado y de la piedra con forma de "lingote chipriota" que encontramos junto al acceso del santuario y que se suele asociar al culto de una deidad masculina", nos comenta Arturo Ruíz".
La simbología implícita y explícita de ese Santuario, que helaría la sangre de todo intelectual Wiccano que se precie, podemos empezar a atisbarlo con las pruebas realizadas directamente en él mismo, tal y como leemos en el "Equinocio de Otoño de Puente Tablas": "el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica ha levantado un dispositivo en la Puerta del Sol del oppidium, gracias al cual se han podido reproducir las sombras y luces que al amanecer crea el astro sobre una copia de la estela antropomorfa de la diosa hallada en la excavación arqueológica.
Sobre el ritual hay que señalar que se trata de un culto asociado al control del calendario solar. En este sentido, ha afirmado que la Puerta del Sol de Puente Tablas, construida en el siglo IV a. C. y orientada dirección este-oeste, "es un calendario en sí" con una función "claramente de culto" dedicada a una diosa de la fecundidad, de la naturaleza de la agricultura, de la riqueza y quizás del amor, porque lo que se ve "es el encuentro de la luz del sol con la diosa, de una especie de encuentro místico y divino entre el dios masculino representado en el sol y la femenina, representada en la piedra".
Según ha añadido Ruíz, este encuentro es el que da lugar a la riqueza y a la fecundidad, al crecimiento de los frutos desde que comienzan en primavera hasta que finaliza con la llegada del otoño, momento en el que la diosa era guardada en una pequeña capilla, que los trabajos arqueológicos dejaron al descubierto junto a la puerta. Por lo tanto, se trataría de un culto asociado al calendario solar".
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