Este poema está basado en una balada medieval, llamada "La Bruja Blanca".
La Brujería no era el oficio más honorable en la Edad Media, ni tampoco el más seguro. El miedo y la secreta admiración por las Brujas ha encontrado reflejos en el Arte, especialmente en la poesía y en la Literatura en general. Poco a poco, los cantos y encantamientos de las Brujas fueron fundiéndose con las canciones y poemas populares, siendo difícil distinguir dónde termina la poesía y dónde comienza el conjuro.
Este poema ha conservado el mismo espíritu fantástico de los poemas medievales.
He caminado mucho sobre la nieve,
No soy alta ni mi corazón fuerte.
Mis ropas están mojadas,
Y mis dientes se estremecen,
El camino ha sido largo
Por el penoso sendero crujiente.
He vagado sobre la exuberante Tierra,
Pero nunca he venido aquí antes.
¡Oh, levantádme sobre el Umbral
Y dejádme ante la Puerta!
El filo del viento es un enemigo cruel,
No me atrevo a pararme en la tempestad.
Mis manos son de piedra,
Y mi voz se lamenta.
Lo peor de la muerte ha pasado,
Pero aún soy una pequeña dama.
Mis delicados pies se han llagado,
Y en blancas heridas sangrado.
¡Oh, levantádme sobre el Umbral
Y dejádme ante la Puerta!
Su voz era la voz que las mujeres tienen
Rogando por un deseo del corazón.
Ella vino.
Ella llegó,
Y la llama temblando,
Hundiéndose en el fuego
Finalmente murió.
Nunca más en mi alma se encendió,
Desde que me agité en el suelo,
Levantándola sobre el Umbral,
Y dejándola ante la Puerta.
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