Conocida sobre todo por ser uno de los adornos más populares en las tumbas y ofrendas del Días de Difuntos, esta flor solo florece después de la época de lluvia. Por esta razón se ha convertido, junto con las calaveritas de azúcar y en pan de muerto, en uno de los iconos de las fiestas de muertos.
Esta flor como he dicho antes, es de un color amarillo intenso, su tallo pueda llegar a medir un metro mientras que sus botones pueden llegar a medir cinco centímetros de diámetro. Por ello, los mexicanos la eligieron para altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos. Esta tradición sigue hasta nuestros días, ya que la vemos convertida en México como la protagonista del Día de Difuntos.
Aparte de su función decorativa, en Estados Unidos ha sido aprovechada para fabricar insecticidas y ciertos medicamentos que recuerdan al uso antiguo que le dieron los mexicanos como parte de su medicina tradicional.
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