La figura de Loki permanece a oscuras. En términos religiosos, Loki no es una deidad. Al no tener culto ni seguidores, es más bien un ser mitológico. Algunas fuentes a veces lo relacionan con los Aesir, esto se deba probablemente a su estrecha relación con Odín y la cantidad de tiempo que pasó junto a los dioses en comparación con los suyos.
En muchas teorías, Loki es concebido como el espíritu del fuego con todo lo potencialmente beneficioso o dañino que este puede ser.
Loki es un maestro del engaño. Loki fue una figura de atenuada maldad, más bien sugerida que existente, una suerte de estafador entre los dioses por su elevada inteligencia. En algunas oportunidades con sus trampas, engaños o bromas molestaba o ponía en apuros a los dioses y luego los ayudaba; como es el caso cuando le cortó el cabello a Sit y luego lo reemplazó; o cuando es responsable del rapto de Iounn y sus manzanas de la juventud y luego las regresa. Loki es un adepto a cambiar de forma.
Loki fue padre de numerosas criaturas humanas y monstruos. Con Angrboda tuvo tres hijos: Fenrir, un lobo gigante predestinado a terminar con Odín en el Ragnarök; Jörmundgander, la serpiente marina y Hela, la diosa del reino de los muertos.
Loki también se casó con la diosa Sigyn con la que tuvo dos hijos: Narfi y Váli. Para castigar a Loki por la muerte de Balder, los dioses transformaron a Váli en un lobo rabioso el cual partió la garganta de Narfi. Las vísceras de Narfi se utilizaron para atar a Loki hasta el Ragnarök.
Convertido en yegua, engendró con Svadifari, el caballo gigante que construyó parte de las murallas de Asgard.
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