Es codiciado por su capacidad para refractar la luz y la dispersión causante de un brillo deslumbrante. Con su exquisito color azul profundo y ni que decir de la supuesta maldición que envuelve a sus propietarios...
El "Diamante de la Esperanza", "Diamante Hope" o "Diamante Azul", es uno de los diamantes más famosos de la historia. Con una lista de propietarios que van desde reyes, reinas y lores pasando por la alta sociedad estadounidense; esta elegante joya azulada ha sido manejada por muchas personas que son parte de la historia de esta piedra.
El diamante fue extraído del río Kistna y colocado en la frente de la diosa hindú Sita, esposa del dios Rama. Después fue tallado por un dios del Sol que le dio la forma de triángulo. Un sacerdote hindú, al verlo en un templo, se encaprichó del diamante y lo robó. Cuando lo descubrieron torturaron al sacerdote hasta matarlo. El diamante llevaba una maldición: que la desgracia y la muerte se produciría no solo a los que poseyeran la joya, sino también a aquellos que la tocaran.
Algunos de sus propietarios malditos fueron:
-John Baptiste Tavernier:
Fue un joyero y aventurero francés que viajó a La India en 1.642. Adquirió la gema entre los años 1.660 y 1.661, en la mina Kollu en Guntur, reino de Golconda, la cual describió como violeta brillante de 115 quilates. Tavernier vendió la joya al rey Luis XIV de Francia en 1.668, el cual haría restablecer la joya para mejorar su brillo. Sieur Pitau fue el joyero del reino para este menester, quedando la joya al peso de 67 quilates, conocida como "French Blue" o "Azul Francés", engarzada en un collar de oro, que luciría el rey en las ocasiones ceremoniales. El aventurero y pionero comerciante que se la vendió, moriría despedazado por una jauría de perros salvajes en su último viaje a Rusia.
-Nicolás Fouquet:
El cautivador diamante azul pasa por las manos de Nicolás Fouquet, un funcionario del gobierno que tomó prestado el diamante para acudir a un bailer oficial. Fue acusado en 1.665 de desfalco y encarcelado por Luis XIV acusado de malversación de fondos. Moriría en la cárcel en el año 1.680.
-Madame de Montespan:
La amante del rey, Madame de Montespan, quiso apoderarse de la joya. Acusada de usar sortilegios para ganarse los favores del rey, fue confinada a un convento muriendo en 1.707 olvidada en su destierro. Luis XIV falleció de gangrena el 1 de Septiembre de 1.715, en Versalles, cuatro días antes de su 77 cumpleaños. Su sucesor Luis XV ordenó conservar el diamante en un cofre, no se sabe si conociendo ya la leyenda que pesaba sobre el diamante. Luis XV no sufrió grandes desgracias.
-María Antonieta:
A su llegada a la corona, el rey Luis XVI de Francia le regaló el diamante a María Antonieta para que lo agregara a su colección de joyas. María Antonieta no creía en la oscura leyenda del diamante y lo utilizó sin pudor, hasta lo llegó a prestar en alguna ocasión a la princesa de Lamballe. María Antonieta y Luis XVI murieron guillotinados en 1.793 y la princesa de Lamballe fue linchada hasta la muerte por una multitud enfurecida durante la Revolución Francesa en 1.792.
-Cadete Guillot:
En 1.792, el diamante fue robado durante el saqueo de las joyas de la corona francesa durante la Revolución Francesa. El cadete Guillot, robó el diamante y lo llevó a Londres con el fin de comercializarlo. Cuatro años después del robo, en 1.796, Guillot fue encarcelado cuando intentaba venderlo.
-Wilhelm Fals:
Se le pierde la pista al diamante pero poco tiempo después un desconocido lleva el diamante a un tallador holandés, Wilhelm Fals, que dividió el "Diamante Azul de la Corona" en dos. Una mitad fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, Duque de Brunswick, que perdió su fortuna en menos de dos meses. La otra mitad la conservó el tallador holandés. El hijo de Wilhelm Fals le robó el diamante a su propio padre para venderlo a un francés llamado Beaulieu. Cuando el joven Fals se enteró de que su padre había muerto de dolor, se suicidó.
-David Eliason:
Beaulieu al enterarse de la tragedia del anterior dueño vendió la piedra a David Eliason, un traficante de piedras preciosas, que también se asustó al conocer la leyenda maldita del diamante y se lo ofreció al Rey Jorge IV de Inglaterra. El rey inglés decidió incrustar el diamante en su corona y en 1.822 perdió la razón y murió ocho años después. Tras su muerte en 1.830, el diamante azul se vendió para ayudar a cubrir las enormes deudas del rey.
-Sir Henry Philip Hope:
El diamante fue adquirido por Sir Henry Philip Hope en 1.839, era banquero y comerciante que no quiso correr riesgos y contrató a un grupo a los que pidió organizar una ceremonia mágica para exorcizar la joya. Una vez "sanada" la gema fue renombrada como "El Diamante de la Esperanza". Tras su muerte, la colección de gemas pasó a ser herencia para los descendientes de la familia Hope. La pérdida de la fortuna familiar se atribuye a la maldición del diamante.
Su último descendiente Francis Pelham-Clinton Hope se casó con su amante, una actriz estadounidense que presumía de haber lucido el diamante durante algunas reuniones literarias y que incluso mandó hacer una réplica exacta para dichas reuniones sin que su marido lo supiese. En 1.896, Hope se declaró en quiebra y como no podía vender el diamante sin el permiso de la corte, su esposa lo apoyó económicamente. Tras conseguir el permiso para vender la joya, su esposa se divorció de él.
-Colot:
El diamante fue vendido a un norteamericano de nombre Colot, pero la joya maldita seguía atrayendo la desgracia sobre sus dueños. Al poco tiempo Colot cayó gravemente enfermo, perdiendo toda su fortuna, acabó suicidándose.
-Príncipe Kanitowski:
El siguiente dueño del diamante fue el Príncipe ruso Kanitowski, que era un hombre muy aficionado a las juergas además de ser asombrosamente rico. El príncipe regaló el diamante Azul a su amante, una vedette parisina. Pocos días después surgió un altercado y Kanitowski mató a tiros a su amante mientras el diamante se perdía en la confusión. El príncipe fue asesinado por revolucionarios.
-Simón Montarides:
El siguiente propietario fue un griego, Simón Montarides que sufrió las consecuencias de la leyenda oscura cuando el eje del carruaje en el que viajaba su familia cayó a un barranco y murieron todos.
-Subaya Hamid:
Otro propietario fue Subaya Hamid como regalo de su esposo Abdul Hamid II, Rey de Turquía, que acabó siendo asesinada a manos de su marido. El rey no corrió mejor suerte y perdió el trono turco a causa de una revolución y fue a morir de desesperación en la cárcel.
-Selim Habib:
Selim Habib fue el siguiente propietario del diamante. El destino quiso que el coleccionista del diamante, un turco rico y comerciante muriera en el naufragio del vapor Seyne en Singapur en Noviembre de 1.909.
-Pierre Cartier:
En 1.910, el joyero estadounidense Simon Frankel compró el diamante y se lo llevó a América. La famosa joya terminó en manos de Pierre Cartier, vendiéndolo a su vez a Evalyn Walsh McLean, quien también tuvo su cuota de mala suerte: la muerte de su hijo en un accidente automovilístico a la edad de nueve años; su hija se suicidó con 25 años; y su marido fue confinado a una institución mental después de ser declarado demente. Tras la muerte de Evalyn en 1.947, a pesar del deseo de pasar la gema a sus nietos, el Diamante Azul sería vendido para cubrir las múltiples deudas contraídas.
-Harry Winston:
En 1.949, Harry Winston, joyero y experto en diamantes estadounidense, compró el diamante exhibiéndolo en una colección en diferentes museos e institutos de Estados Unidos y Canadá. Harry sería el último propietario privado de la codiciada gema. A mediados de 1.958, Winston le realizó algunos cortes geométricos para aumentar su brillo.
George Switzer, mineralogista del Museo Nacional de Historia del Instituto Smithsonian de Washington, convence a Harry Winston de donar el diamante. El 10 de Noviembre de 1.958, Winston envió el Diamante Azul a la Fundación Smithsonian a través de correo postal, en un sobre de papel de estraza. El museo tardó algún tiempo en aceptarlo porque el director y el presidente estadounidense Dwight David Eisenhower recibieron cartas que decían que el diamante estaba maldito y que traería mala suerte al país.
Con la exposición del diamante, el museo duplicó en un día para el otro las visitas, y el Diamante Azul se convirtió en el segundo objeto más visitado del mundo después de La Gioconda.
Pero hubo especulaciones sobre la maldición, por lo visto el cartero que entregó el diamante al museo fue atropellado, su mujer murió de un infarto, su casa se quemó y su perro murió asfixiado con su propia correa.
El diamante está expuesto en el pabellón Harry Winston donde es admirado por unos siete millones de personas al año. También ha sido exhibido en el Museo del Louvre y en Sudáfrica.
En 2.005, se dio por concluida un investigación sobre el Diamante Azul a cargo de especialistas de la Smithsonian Institution.
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