Los Vikingos mantuvieron en su hogares gatos por sus valiosas habilidades como ratoneros, así como a veces los gatos hacían de guardianes en los establos y almacenes cuidando del forraje de mantenimiento para los animales domésticos que eran pasto de ratones y otras alimañas.
Los cachorros de gato recién destetados se daban a veces a las novias que se casaran pronto como una parte esencial de la creación de un nuevo hogar. Esta costumbre era apropiada ya que los gatos estaban asociados a la diosa Freyja, diosa del amor. Los Vikingos creían que Freyja montaba un carro tirado por dos gatos.
Curiosamente, aunque los gatos de Freyja sin duda capturaron la imaginación popular, la vieja literatura nórdica nunca grabó los nombres de los gatos de la diosa.
Hay un mito que dice que Loki puede transformarse en gato o zorro y que él mismo enseñó a estos animales sus habilidades por mero aburrimiento.
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