La Catalepsia, también conocida como la "muerte aparente", es un trastorno repentino en el sistema nervioso caracterizado por la pérdida momentánea de la movilidad voluntaria e involuntaria y de la sensibilidad del cuerpo. Es un estado biológico en el cual la persona yace inmóvil en aparente muerte y sin signos vitales, cuando en realidad la persona se encuentra viva en un estado que podría ser consciente o inconsciente, lo que puede a su vez variar en intensidad. La Catalepsia puede observarse en pacientes que sufren Epilepsia, mal de Parkinson, Histeria, Esquizofrenia y otros tipos de Psicosis. Su estado se puede presentar por minutos, horas o varios días en los casos extremos. Lo realmente inquietante de este trastorno radica en que la persona afectada puede ser sepultada estando aún con vida y despertar en cualquier momento. Entre 1.870 y 1.910, hubo un miedo generalizado a ser enterrado vivo, creándose los llamados "ataúdes de seguridad" con banderas, respiraderos o campanas.
A lo largo del tiempo, la ciencia ha podido constatar a través de la exhumación de cadáveres, que ciertamente muchos humanos fueron sepultados vivos después de que los médicos acreditaran su respectiva muerte. A continuación pondré algunos de los casos más dramáticos y sorprendentes:
-Las crónicas inglesas más antiguas cuentan que en 1.661, en Londres, un carnicero del barrio de Newgate Market llamado Lawrence Cawthorn, "murió" después de estar un tiempo enfermo. La propietaria de la casa en la que el supuesto occiso vivía, estaba ansiosa por sepultarlo ya que la ley le permitía heredar todas sus posesiones, por lo que lo enterró rápidamente sin la consulta de un médico. Cuando los amigos del carnicero visitaron la tumba comenzaron a escuchar desesperados y desgarradores gritos que provenían desde el interior del ataúd. Cuando lograron abrir el féretro, Cawthorn ya estaba muerto. Sus ojos estaban completamente hinchados y su cabeza estaba bañada en sangre producto de los cabezazos que el hombre se había dado para tratar de salir del féretro. La prensa de la época lo calificó como "El accidente más lamentable y deplorable".
-En 1.891, un extraño y desconocido virus azotó el poblado de Pikeville, en Kentucky, producido por la mordedura de una cierta mosca (ahora ya se la conoce como la mosca tsé-tsé), que trajo una enfermedad del sueño; la gente caía en un estado de coma aunque después de un tiempo volvían a despertar. Una de las habitantes de aquel lugar, Octavia Smith Hatcher, fue una de las primeras afectadas por la enfermedad. Fue declarada muerta el 2 de Mayo de aquel año, y debido a que era una Primavera extremadamente cálida, fue enterrada rápidamente en el cementerio local. Días después del fallecimiento, muchas personas comenzaron a enfermarse de la misma manera que la mujer, por lo que su viudo sospechó que quizás se la había enterrado prematuramente, por lo que decidió desenterrar el cadáver. Cuando se abrió el féretro se comprobó que las uñas de la mujer estaban totalmente quebradas y bañadas en sangre y el ataúd por dentro estaba arañado. La evidencia era obvia, la mujer, que todavía tenía una expresión de terror estampada en el rostro, había estado con vida al momento de ser enterrada. Su viudo, James Hatcher, antes de morir, pidió ser enterrado en un ataúd especial que se abría por dentro para no correr la misma suerte que su esposa.
-En en año 1.903, Rufina Cambaceres, una bella joven de la aristocracia argentina que el 31 de Mayo de ese mismo año se preparaba para festejar su 19 cumpleaños, fue encontrada por una sirvienta en su habitación. Los doctores dijeron que "se le había detenido el corazón" por lo que decretaron oficialmente su muerte. Su desconsolada familia decidió no velarla y la sepultó en el mausoleo de la familia. Un día más tarde, uno de los cuidadores oyó persistentes ruidos desde el interior, por lo que entró al lugar y encontró el féretro de Rufina levemente corrido de su estante, por lo que dio de inmediato aviso a la familia. Cuando se ordenó abrir el ataúd, el cuerpo de la joven se encontraba de espaldas y con varios rasguños en su rostro, producto al parecer de la desesperación de encontrarse sepultada viva. Según informó la prensa, aquel fue uno de los primeros casos conocidos de Catalepsia en Argentina. De esta forma, surgió la costumbre de velar a los muertos 24 horas.
-En la República Dominicana, la popular bailarina Niurka Berenice Guzmán Reyes, de 23 años, fue sorpresivamente hallada muerta, debido a un infarto al miocardio. Días más tarde, una amiga y compañera de su grupo de baile les dijo a la familia de la occisa que presentía que Niurka estaba viva. La madre le creyó y exigió la exhumación. Ante centenares de testigos, el ataúd fue sacado del nicho y se confirmó que la joven estaba muerta aunque presentaba evidentes signos de asfixia.
-En el año 1.937, en Francia, un joven de 19 años falleció tras sufrir un grave accidente en su motocicleta. El joven había chocado con una pared lo que le desfiguró parcialmente el rostro. Su familia no tuvo autorización para ver el cuerpo y las autoridades lo declararon oficialmente muerto. Tres días después fue enterrado. No obstante, una compañía de seguros gestionó una exhumación del cadáver al enterarse de que el padre del muchacho había cobrado el seguro de vida de su hijo por unos 200 mil francos de la época. Cuando se abrió el féretro se comprobó, para sorpresa de todos, que el cuerpo del joven todavía estaba caliente. El muchacho no estaba muerto, sino que estaba en coma causado por su lesión en la cabeza. Después de que despertara del estado de coma, el muchacho se convirtió en una celebridad nacional en Francia y mucha gente viajaba cientos de kilómetros para hablar con él. Muchos años después del accidente, inventó un ataúd de seguridad creado para otras personas que podrían ser enterradas vivas por error. Contaba con un armario de alimentos, un suministro de oxígeno, un WC químico, transmisor de radio, señales de alarma e incluso una biblioteca.
-En 1.987, un millonario de 39 años de Illinois llamado Stephen Small fue secuestrado y enterrado vivo en un lugar cercano al poblado de Kankakee. Sus captores, lo pusieron en una caja de madera contrachapada que contenía una luz conectada a una batería de automóvil, una jarra de agua, barras de caramelo, una linterna y un tubo conectado a la superficie por donde supuestamente debía entrar aire. Exigían a cambio de rescate, el pago de 1 millón de dólares. Pero todo salió mal. La arena comenzó a bloquear el acceso de oxígeno y Small murió asfixiado antes de que los secuestradores pudiesen cobrar el rescate. La policía logró dar con el cadáver gracias a que el lujoso automóvil del fallecido se encontraba cerca. Los dos responsables fueron capturados y sentenciados a presidio perpetuo.
-En 1.993, un joven sudafricano de 24 años llamado Sipho William Mdlestshese falleció presuntamente en un grave accidente de tránsito. Iba junto a su novia quién sobrevivió. El cuerpo de Sipho fue llevado al mortuorio de Johannesburgo y puesto en una caja de metal para luego ser enterrado. Pero el joven no estaba muerto, sólo había quedado inconsciente producto del choque. Despertó dos días después dentro del ataúd, por lo que comenzó a gritar desesperadamente en busca de ayuda. Para su fortuna, algunos trabajadores de la morgue lo escucharon y lo sacaron con vida. Se cuenta que cuando el joven se presentó en la casa de su novia ésta sufrió un ataque de pánico pensando que se trataba de un muerto viviente.
-En el año 2.011, un habitante de 35 años amante de las emociones extremas de una localidad de Rusia, decidió vivir en carne propia la experiencia de ser enterrado vivo. Con la ayuda de un amigo cavó un hoyo en el patio de su casa y se encerró junto a una botella de agua y un teléfono móvil en un ataúd bastante artesanal dotado de unos tubos para que entrara el oxígeno. A los pocos minutos, el amigo llamó al hombre bajo tierra y comprobó que éste estaba en buen estado. Sin embargo, al día siguiente, cuando volvió a desenterrarlo se llevó una tétrica sorpresa: su amigo estaba muerto. La noche anterior, la torrencial lluvia que había caído había tapado los precarios tubos que permitían el ingreso del aire al féretro.
-En Noviembre de 2.009, una mujer entró en coma en un hospital de Túnez y fue declarada posteriormente muerta. Sus familiares la enterraron siguiendo los ritos de la tradición musulmana, pero a los pocos minutos después del entierro dos burros que se encontraban en el lugar se acercaron a la tumba y comenzaron a olisquear la tierra y estampar sus pezuñas en el suelo. Uno de los deudos acudió de inmediato a espantar a los animales pero al llegar al lugar les pareció escuchar unos ahogados gritos que parecían venir de la tierra. Intuyendo que podría tratarse de la fallecida, llamó de manera inmediata a los sepultureros del cementerio, quienes lograron desenterrar el ataúd. Para sorpresa de todos, cuando abrieron el féretro la mujer todavía estaba viva.
-Jinshi Liang, un hombre chino de 40 años fue declarado muerto por los médicos, por lo que fue enterrado a los pocos días. Sin embargo, tres horas después de su entierro, su viuda que se había quedado sola al lado de la tumba, comenzó a escuchar la voz de su marido en medio del silencio del cementerio. Su cuerpo fue exhumado de inmediato y para sorpresa general, todavía estaba vivo.
-El chileno Felisberto Carrasco, un anciano de 81 años no alcanzó a ser enterrado vivo pero estuvo a punto de vivir la macabra experiencia. Un día no despertó de su sueño y sus familiares al constatar que su cuerpo estaba rígido y frío, pensaron que estaba muerto. En vez de llamar a un médico para que lo confirmara, llamaron a una funeraria de la ciudad, que puso al anciano dentro de un ataúd. En pleno funeral, cuando los deudos hablaban de lo buena persona que había sido, Felisberto se despertó de súbito desatando el terror entre todos los presentes. Cuando finalmente fue sacado del ataúd, el anciano, quien dijo no sentir dolor alguno, lo primero que hizo fue pedir un vaso de agua.
-En un cementerio de Brasil, una mujer que había ido al lugar a dejarle flores a un familiar se llevó el susto de su vida cuando en una tumba adyacente, donde parecía haber tierra removida, vio claramente como dos brazos aparecieron moviéndose como aspas desde lo profundo de la tierra. Espantada, avisó del hecho al personal del cementerio, que logró desenterrar a un hombre que presentaba claros síntomas de asfixia. La policía, después de analizar los antecedentes del caso, concluyó que el sujeto había sido golpeado en una violenta pelea hasta desmayarse y sus atacantes lo habían enterrado en el cementerio esperando que allí encontrara la muerte.
-Un joven militar de 27 años identificado como Isaac Ramírez, fue declarado muerto en un hospital mientras era sometido a una operación de vesícula. Después de ser velado durante varios días por sus familiares, su féretro fue puesto en un nicho en el cementerio. Horas después, los vigilantes del lugar que hacían el turno de noche, quedaron paralizados del espanto cuando pasaron frente a su tumba y escucharon claramente los gritos. Cuando el ataúd fue abierto de nuevo, se encontró el cuerpo del joven todo sudado, la camisa que su madre había escogido para sepultarlo estaba totalmente abierta y su pecho presentaba varios arañazos. Los médicos que examinaron el cadáver concluyeron que había fallecido de asfixia.
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