Melion se convirtió en un Licántropo por amor a su esposa, quien finalmente termina traicionándolo. Melion era uno de los caballeros de la mesa redonda, es decir, un caballero al servicio del Rey Arturo. Siendo joven, Melion juró que jamás se casaría con una mujer que hubiese amado a otro hombre. En una corte como en la del Rey Arturo donde el amor y el romance estaban a la orden del día, forzó al pobre Melion a una soledad cada vez más opresiva.
Un día de cacería por los bosques de Camelot, Melion conoció a una muchacha, que resultaba ser la hija del rey de Irlanda. Ella le confesó que jamás había amado a otro hombre, lo cual precipitó a Melion a pedir su mano en matrimonio. Pronto se casaron y tuvieron dos hijos.
Tres años después, Melion, su esposa y un sirviente, recorrieron los mismos bosques. El caballero vio la presencia de un hermoso ciervo oculto entre los árboles. Su esposa, caprichosa e infantil, le pidió que lo atrapase para ella. Pero el ciervo era hábil, rápido y astuto; y eludió una y otra vez los intentos del caballero.
Cansados de fracasar una y otra vez, la muchacha propuso utilizar la magia para capturar al ciervo. Tocó a Melion en la cabeza con un anillo mágico, capaz de convertir en lobo incluso al más pacífico de los hombres. Melion, transformado en un furioso lobo, se lanzó en una persecución salvaje con el ciervo. Su esposa, mientra tanto, huyó con el sirviente a Irlanda.
Cuando Melion volvió descubrió que su mujer lo había abandonado. Sin el poder del anillo fue incapaz de recuperar su forma humana. Como un lobo, se lanzó en una jornada épica hacia Irlanda, siendo perseguido por cazadores y aventureros.
Encendido por la ira, Melion descubrió que otros lobos se sumaron durante su viaje. La manada de Licántropos marchó día y noche por los bosques, incansables; arrasando todo a su paso. Melion, finalmente llegó a Irlanda justo el mismo día que el Rey Arturo desembarcaba en sus costas. Melion irrumpió en la corte, todavía convertido en lobo, manifestando los modales de un perfecto caballero; hasta que divisó entre la multitud el rostro del sirviente que había ayudado a su esposa. En ese momento, Melion atacó como un lobo salvaje. Solo la fuerza de varios hombres pudieron sujetarlo. El Rey Arturo que algo sospechaba sobre la naturaleza del Licántropo, decidió investigar el asunto.
Utilizando la lógica, el Rey Arturo consiguió que el sirviente confesara sus amores clandestinos con la esposa de Melion. Con palabras fuertes se le ordenó a la muchacha que devolviese a Melion a su forma humana. Entre amargos llantos, temiendo ser convertida en Licántropo, la muchacha utilizó el anillo mágico. Pero entonces ocurrió algo extraño, algo que nadie había siquiera imaginado.
Melion volvió a su forma original, pero a través del brillo de sus ojos se vislumbraba el brillo opaco del lobo que aguardaba cualquier excusa para manifestarse.
Poco se sabe del futuro de Melion. Algunas leyendas dicen que retomó a Camelot con el Rey Arturo. Otras, en cambio, calculan que abandonó las costumbres humanas cuando entendió que los anillos mágicos no existen, y que basta un corazón apasionado para despertar al lobo que se disfraza de hombre.
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