En 1.889, el folclorista Charles Leland publicó un libro prohibido que posteriormente sería admitido por la Wicca, titulado "Aradia" o "El Evangelio De Las Brujas" el cual relata la historia de Aradia, reina de las Brujas y hermana de Lucifer.
Leland sostuvo que aquel libro era en realidad una obra más amplia y tenebrosa perteneciente a un grupo de Brujas de la Toscana, quienes veneraban a Diana, Aradia y Lucifer. De hecho, el autor aseguró que el texto que le fue entregado en persona fue de una misteriosa mujer toscana, quien además, le reveló ciertos aspectos de aquel antiguo culto.
De acuerdo a esta leyenda, Aradia y Lucifer son hermanos. Ambos nacieron del vientre de Diana y fueron criados con idéntica dedicación aunque rápidamente evidenciaron ciertas diferencias de temperamento. Al parecer, Lucifer era un muchacho muy orgulloso del esplendor de su espíritu. Según esta leyenda no fue expulsado del Cielo durante las Guerras Celestiales con los Ángeles, sino que descendió por voluntad propia a la Tierra debido a que su orgullo le impedía servir a Dios.
Por otro lado, Diana instruyó a su hija Aradia mucho más diplomática que su hermano a que ella también bajara a la Tierra para enseñarle a las personas el arte de la magia. Es por eso que se le considera a Aradia la primera Bruja de la Historia.
Leland describe a Aradia como un ser primordial, mezcla de Ángel y Demonio, sin inclinaciones concretas hacia el bien o el mal. No obstante, la mayoría de leyendas e historias inscriben su doctrina dentro de la Magia Blanca.
Mientras Aradia permaneció en la Tierra, su sabiduría se esparció principalmente en las mujeres, quienes aprendieron de ella el arte de la magia en todas sus formas, especialmente aplicada a la medicina natural. No obstante, su estancia en nuestro mundo no fue prolongada; pronto retornó a las esferas inconcebibles donde habita Diana, y desde allí dice la leyenda que observa a sus aprendices y guía los pasos de aquellas mujeres que se inician en el camino de la Wicca.
En el libro de Charles Leland, supone que las Brujas de la Toscana son las únicas que han conseguido preservar intacta la antigua sabiduría de Aradia, sin desviarse hacia ningún culto más oscuro y siniestro como el de Lucifer, más asociado hacia la Magia Negra.
Por alguna razón que ningún especialista ha logrado aclarar del todo, Lucifer obtuvo una enorme popularidad, quizá luego de ser instaurado como uno de los enemigos principales de la cristiandad. En cambio, su hermana Aradia fue prácticamente olvidada salvo por unas cuantas Brujas de la Toscana quienes mantuvieron vivo su culto hasta nuestros días.
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