La verdadera muñeca Annabelle no era de porcelana ni tenía el aspecto de una niña pequeña. Era de trapo y formaba parte de las miles de Raggedy Ann Doll que se vendieron en Estados Unidos en la década de los setenta. Sin embargo, la historia que oculta es también de las que ponen el vello de punta.
Annabelle fue el regalo de una madre a su hija Donna en 1.970, quien estaba en ese momento estudiando enfermería. La joven, de 18 años, colocó el regalo en la habitación del apartamento de estudiantes que compartía. Le ayudaba a recordar a su madre. Poco a poco, comenzó a ver cosas extrañas. Según su testimonio la muñeca aparecía diariamente en una posición diferente a la que la había dejado, con las piernas cruzadas, los brazos en distinto ademán... hasta el punto de que con el tiempo, Donna llegó a afirmar que hasta cambiaba de habitación. La cosa no acabó ahí, ya que empezaron a aparecer notas escritas por alguien desconocido con mensajes como "Ayúdanos". Y un día descubrió un hilo de sangre bajo la muñeca.
La situación provocó que la asustada aprendiz de enfermera y su compañera Angie, llamaran a una medium para que intentara averiguar lo que estaba pasando.
La experta en estos fenómenos acudió al lugar y después de una sesión les informó de que el espíritu de una niña de 7 años llamada Annabelle Higgins había poseído a la muñeca. La niña, al parecer, había fallecido en el lugar.
La situación se volvió más grave un tiempo después, cuando un amigo de Donna que frecuentaba la casa, se quedó dormido y despertó sin ser capaz de moverse. Luego vio a la muñeca intentando estrangularlo hasta el desmayo... y se despertó al día siguiente. Aunque pensaba que su vivencia no había sido un sueño, el amigo de Donna siguió acudiendo al apartamento y, en otra ocasión, escuchó sonidos en el cuarto de Donna que estaba vacío. Entró y comprobó que en el interior solo se encontraba la muñeca Annabelle en una esquina. Se dirigió hasta ella y, después de sentir a alguien tras él, descubrió varios arañazos en su pecho que se curaron al día siguiente.
Después de estos sucesos Donna llamó a varios miembros de la Iglesia, que contactaron con el matrimonio Warren. Ed y Lorraine, ya conocidos por sus estudios de fenómenos paranormales, investigaron el caso y llegaron a la conclusión de que ningún espíritu humano había podido poseer al juguete. Tenía que haber sido un Demonio. Por ello, pidieron a un religioso que practicara un exorcismo en el apartamento para limpiarlo. Acto seguido, los Warren se llevaron la muñeca con ellos si que se conocieran más agresiones ni otros sucesos extraños hasta la fecha.
La verdadera muñeca Annabelle aún puede contemplarse hoy en día en el Museo Oculto de Ed y Lorraine Warren, en Monroe (Conneticut, Estados Unidos). La muñeca permanece encerrada en una caja de madera sellada con un cristal. Un cartel advierte a los visitantes del peligro que encierra este aparentemente simpático juguete. Por si acaso, un sacerdote acude al lugar dos veces al mes para echar agua bendita sobre Annabelle.
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