Bajo las instrucciones de Indra, las Apsarás sedujeron a mortales, reyes y sabios, a quienes Indra consideraba amenazas por el poder que tenían. Existe una versión masculinas de las Apsarás conocida como los Gandharvás, los guardianes de la Música y las Artes.
La Apsará más conocida fue Urvashí, que se enamoró del mortal Pururavas. Ambos se enamoraron a primera vista. Ella correspondió a su amor, sin tratarse de una directriz de Indra, con la condición de que nunca lo viera desnudo. Vivieron felices durante un tiempo, pero los Gandharvás, que echaban de menos a su compañera y estaban celosos de su relación con el mortal, prepararon un plan para obligarla a volver a los bosques con ellos. Engañaron a Pururavas disfrazados de ladrones y le hicieron salir una noche a rescatar el cordero de Urvashí. Cuando Pururavas estaba delante de la Apsará, en medio de la oscuridad, los Gandharvás iluminaron su desnudez con el resplandor de un relámpago. Urvashí vio a Pururavas y huyó de él, que se quedó solo y desesperado hasta que los dioses le mostraron el camino para transformarse él mismo en un Gandharvá y así reunirse con Urvashí en el Suarga, es decir, el Paraíso de Indra.
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