lunes, 31 de octubre de 2016

Las Brujas de Zugarramurdi

Brujas de Zugarramurdi es el nombre con el que se conoce el caso más famoso de la historia de la Brujería Vasca y posiblemente, de la brujería en España. El foco de la brujería se encontró en la localidad de Zugarramurdi y el proceso fue llevado por el tribunal de la Inquisición española de Logroño. En el auto de fe celebrado en dicha ciudad los días 7 y 8 de Noviembre de 1.610, dieciocho personas fueron reconciliadas porque confesaron sus culpas y apelaron a la misericordia del tribunal, pero las seis que se resistieron, fueron quemadas vivas y cinco en efigie porque ya habían muerto.
La persecución de Brujas del Labort, en el País Vasco francés, fue obra del juez Pierre de Lancre, comisionado por el rey Enrique IV de Francia en respuesta a la petición para que acabara con la "plaga" de brujos y brujas que según ellos asolaba el país.
La llegada de Lancre y de sus subalternos a Labort, provocó el pánico y muchas familias se dirigieron a Navarra agolpándose en la frontera. Según Lancre, cree que se celebraban cualquier día de la semana e incluso de día, junta de brujos y brujas, en las que se adoraba al macho cabrío, aunque el Demonio podía adoptar otras formas. También, que los desastres que acaecían en Labort, como las grandes tormentas que provocaban naufragios, eran obra de las brujas; que los brujos y las brujas usaban ungüentos para poder acudir volando al Aquelarre, transformarse en bestias o producir otros prodigios y efectos maléficos; que se celebraban Misas Negras en las que se consagraban hostias negras y cultos satánicos, copiados de los cristianos y a veces oficiados por sacerdotes sacrílegos. Esto provocó que Lancre ordenara la detención y tortura de varios clérigos de la zona, sin más prueba que los testimonios de ciertos "testigos", como el de un sacerdote muy anciano y trastornado que confesó que había dado culto al Diablo, y que sería ajusticiado por ello "para servir como ejemplo"; algunos de los sacerdotes encarcelados lograron escapar antes de ser ejecutados.
Lo que creyó averiguar Lancre, lo obtuvo de declaraciones de niños, viejos y adultos sometidos a tortura. Pierre De Lancre mandó quemar a 80 supuestas brujas y el pánico se trasladó al norte de Navarra. Precisamente, el núcleo fundamental del nuevo brote de brujería se situó en la zona colindante a Labort, en Zugarramurdi.
A finales de 1.608, volvió a Zugarramurdi para trabajar de criada una mujer de 20 años que había emigrado hace cuatro años con sus padres a una localidad costera de Labort. Allí oyó historias de brujas y se hizo una de ellas durante 18 meses. En Zugarramurdi, empezó a contar sus experiencias y en una ocasión dijo que había visto en uno de los aquelarres a una vecina del pueblo, María de Jureteguía era el nombre de dicha vecina. Cuando ésta se enteró de lo que se decía de ella afirmó con enojo que no era Bruja y que todo era maldad de esa chica. Sin embargo, la delatora consiguió convencer a la gente de que era cierto lo que afirmaba y hasta el marido y la familia de la presunta bruja, la creyeron, lo que hizo que María de Jureteguía, se derrumbara y confesara ser bruja desde niña y que su tía María Chipía de Barrenechea, era quien le había enseñado. Después, sintiéndose perseguida por las brujas que querían que volviera a los aquelarres, dio más nombres de brujos y brujas y sus casas fueron allanadas en busca de sapos, compañeros y protectores de las brujas. Finalmente, todos ellos, siete mujeres y tres hombres, acabaron haciendo una confesión pública en la iglesia parroquial. Tras arrepentirse, los vecinos los perdonaron.
Lo que estaba pasando en Zugarramurdi llegó a oídos del tribunal de la Inquisición de Logroño, que era el que tenía jurisdicción sobre Navarra; envió en los primeros días de Enero de 1.609, a un comisario de la Inquisición para que informara de lo sucedido. Cuando llegó a Logroño el es escrito del comisario, ordenaron la detención de cuatro de las brujas que habían confesado. Fueron encarceladas en la prisión secreta de la Inquisición de Logroño y las sometieron a un duro interrogatorio hasta que las cuatro confesaron que eran brujas.
El 9 de Febrero de 1.609, se presentaron ante el tribunal de Logroño varios vecinos de Zugarramurdi que habían llegado hasta allí acompañados de un guía para exponer ante el tribunal lo que realmente había sucedido. Cuando se presentaron ante el tribunal, afirmaron que acudían a pedir justicia porque no eran brujos. El problema fue que el guía que los había acompañado a Logroño testificó que si eran brujos y la Inquisición decidió encarcelarlos.
Los dos inquisidores que llevaban el caso, no hicieron caso de las instrucciones recibidas del tribunal Supremo de la Inquisición y pensaron que la proclamación de inocencia de los acusados era un truco de sus parientes o del Demonio que querían librarles del castigo. Tras cinco meses de hábiles y reiterados interrogatorios, fueron consiguiendo que los encausados confesaran, por lo que desde la perspectiva de los crédulos inquisidores, habían vencido al Diablo que los tenía aterrorizados para que no hablaran. Los autoinculpados también delataron a otros brujos y brujas que quedaban en las montañas y proporcionaron listas de niños y de niñas menores de 14 años que participaban en los aquelarres.
Con la información obtenida, uno de los inquisidores partió hacia el norte de Navarra y fue enviando a Logroño a los supuestos cómplices de los brujos y las brujas. De estas personas, fueron presas y llevadas a Logroño hasta 40 de las que parecían más culpables.
Por esas mismas fechas, visitó la zona el obispo de Pamplona, alarmado sobre lo que se contaba de los sucedido en esa parte de su diócesis, y llegó a la conclusión contraria que la del inquisidor de Logroño; que allí nunca había habido sectas de brujas hasta que llegaron las noticias de Francia, y que muchos vecinos cruzaban la frontera para presenciar la quema de brujas en el Labourd, donde oían las acusaciones y aprendían lo que se decía de ellas y de los aquelarres.
Debido a la dureza de las penas que se aplicaron, el de las brujas de Zugarramurdi, se convirtió en el proceso más grave de la Inquisición española contra la brujería.

Hay además, una película sobre ésto que se llama Las Brujas de Zugarramurdi, que trata sobre dos parados que cometen un atraco y huyen perseguidos por la policía y por la ex mujer de uno de ellos. Así, se adentran en los bosques impenetrables de Navarra y caen en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana.

FELIZ SAMHAIN!

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