Jamás me arrodillé, como aquellos
que adoran un ojo, mejillas, labios;
rara vez hasta aquellos que no se remontan
para admirar la virtud o la mente;
pues sentido e inteligencia pueden
reconocer aquello que alimenta su fuego.
Mi amor, aunque ignorante, es más audaz,
mi fracaso está en el suspiro
si he de saber qué es lo que deseo.
Si es simplemente lo perfecto
lo que no puede expresarse
sino con negativos, así entonces es mi amor;
al Todo que todos aman digo no.
Si alguien puede descifrar
aquello que desconocemos
entonces a nosotros conocer puede,
que él me enseñe es Nada.
Es este, por ahora, mi alivio y consuelo,
aún cuando no halle progreso, fallar no puedo.
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