Este es uno de los mejores poemas de Oscar Wilde. El ritmo del poema está ligado a la tradición medieval. El poema relata la historia de una muchacha muerta, sobre la que pesan siete pecados. A medida que los versos van avanzando, Wilde va revelando que la muerte de la hija del rey no fue natural, sino el producto de un pecado mayor, el peor que se pueda tener, y que de hecho no fue consumado por ella, si no por un ignoto caballero.
Hasta las estrellas sobre el agua calma,
Y Siete en el impasible Cielo;
Siete pecados de la Hija del Rey
Descansaban en lo profundo de su alma.
Rosas rojas yacen a sus pies,
(las rosas son rojas en su dorado cabello)
Y cuando sus frágiles senos se rozan,
Rosas rojas se esconden allí.
Gentil es el caballero que cae inerte,
En medio de las prisas y el verde.
Ved a los magros peces revueltos,
Devorando un festín de hombres muertos.
Dulce es su lecho de eternidad,
(la tela de oro es una buena presa)
Ved a los negros cuervos en el aire,
Negros, negros como la noche son.
¿Qué hacen allí, tan crudos y fríos?
(hay sangre sobre su mano tímida)
¿Por qué las lilas se tiñen de rojo?
(hay sangre sobre la arena del río)
Hay dos que cabalgan del sur hacia el este,
Y dos del norte hacia el oeste,
Pues el cuervo oscuro está de fiesta
Sobre la helada Hija del Rey.
Hay un hombre que la ama de verdad
(roja, roja es la mancha de sangre)
Él ha cavado una tumba bajo el umbroso tejo,
(una tumba en la que caben cuatro)
No hay luna en el cielo calmo,
Nada se refleja en el agua oscura,
Los Pecados de su alma son Siete,
El Pecado sobre él es Uno.
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