En la actualidad, dónde el papel de la mujer es más relevante y poco a poco vamos caminando hacia una igualdad de sexos (no sin pagar un precio), es más que admirable saber que hace miles de años en la era del dominio patriarcal, la sociedad Celta mantuviera el concepto de la igualdad que en algunas ocasiones Julio César malinterpretaba e incluso trataba este tema y lo disfrazaba como un hecho de cobardía o temor.
La mujer Celta siempre participaba activamente en el buen funcionamiento de su clan.
Los papeles de la mujer eran similares a los del hombre (con sus pequeñas diferencias), ellas dominaban la lucha para la guerra y la caza y aunque no iban a la guerra habitualmente, en las batallas estaban tan consideradas como cualquier guerrero masculino.
Tenían derecho al voto en las asambleas comunitarias, y sus palabras eran valoradas y respetadas como las de cualquier otro tiempo de la comunidad.
Ellas podían aspirar a las jefaturas de su comunidad si sus méritos y actividades dentro de ésta lo merecían.
La libre práctica de la sexualidad (los Celtas tenían un concepto diferente de la sexualidad muy adelantado a su tiempo y también muy adelantado al nuestro) potenciaba el poder de la mujer y la seguridad en sí mismas, ya que estas sociedades estaba considerada mejor una mujer soltera con criaturas e incluso una viuda que una doncella virgen.
En el matrimonio, la unión tenía una validez de un año. Pasado este período si se quería continuar con la unión se reafirmaban los votos y duraba hasta que el amor se acabase (bien por divorcio o bien por la muerte del cónyuge). Ninguno de los cónyuges perdían ni sus propiedades ni su apellido. Si la casa donde vivían pertenecía a la mujer y esta daba por terminada su relación, solo tenía que poner las propiedades de su compañero en la puerta y éste se retiraba a vivir a una casa comunitaria o volvía a la casa de su familia; en el caso de que la casa fuera del hombre se aplicaba el mismo concepto.
Cuando tenían criaturas en la relación, durante los primeros siete años permanecían al cuidado de la madre y después de esa edad los niños pasaban al tutelado del padre mientras que las niñas pasaban al de la madre.
El aspecto de las mujeres Celtas era cabello muy largo y trenzado y a veces lo recogían con peinados complicados. Eran muy aficionadas a los adornos; utilizaban collares, brazaletes de bronce, oro o plata y cosían pequeñas campanas en los bordes de sus túnicas. Llevaban capas con dibujos de rayas o cuadros de brillantes colores; las mujeres que tenían más recursos las usaban con bordados de oro y plata. Tanto hombres como mujeres cuidaban mucho su aspecto.
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