Los Mouros o Moros son personajes de la mitología gallega, asturiana y leonesa.
En la Mitología Gallega, la palabra Mouro procede del Celta. Los Mouros eran criaturas que vivían en el subsuelo en guaridas y túneles donde dependiendo de la zona, se dedicaba a la extracción del oro. Eran presentados como "no bautizados" y paganos (además, hay que recordad que Galicia estaba muy influenciada por la Iglesia en estos momentos). Los Mouros trabajaban en la orfebrería y en algunos casos, eran oscuros de piel, como si fuesen gente ajena a la tierra gallega, mientras que las Mouras tenían fama de hechiceras y eran pelirrojas de tez blanca. Son iguales a los humanos excepto como he mencionado antes, que viven bajo tierra, son ricos, tienen poderes mágicos o viven bajo algún encantamiento; se suelen aparecer a personas en solitario proponiéndoles pruebas de valor, o bien realizan negocios o intercambios con los humanos de los cuales éstos son pagados con oro, excepto si cuentan a los demás el origen de su riqueza (el negocio con el Mouro), en que el oro se convierte en piedras o carbón. También poseían la fama de guardianes de fabulosos tesoros, que constituyen el origen de la riqueza de varias familias.
También se decía que los Mouros habían vivido en tiempos pasados en Galicia y luchaban constantemente contra diferentes pueblos como los romanos, visigodos, etc. hasta que expulsaron a la mayoría de esta tierra.
Los Mouros daban sepultura a sus difuntos y los honraban, escuchaban misa de culto y tenían sus propios sacerdotes Mouros. Además, les gustaba la carne, bebían vino y bailar por las noches; además de ser muy dados (sobretodo las Mouras), de seducir a los campesinos.
En la Mitología Asturiana, los Mouros o Moros son una raza de seres mágicos que viven en Asturias desde el principio de los tiempos, por una razón desconocida se vieron obligados a vivir debajo de la tierra, ejerciendo el oficio de la minería, la metalurgia o la orfebrería. Son los constructores de los Dólmenes y de los Castros, debido a su forma de vida, tienen grandes tesoros que son protegidos por cuélebres o hechizos. Rara vez salen al exterior a no ser para recoger comida, y solo salen al anochecer o por la noche o en días muy señalados. No se suelen mezclar con los humanos, a no ser en encuentros casuales.
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