Los espejos mágicos son las herramientas de adivinación más importantes de la Wicca, además, de un apoyo en la preparación de distintos rituales y hechizos.
Aunque suene raro, tu espejo mágico no tiene por qué ser realmente un espejo. El mismo efecto puede conseguirse con cualquier superficie que pueda desprender un reflejo. Sin embargo, cualquier espejo corriente puede servir de maravilla.
El primer paso para hacer tu espejo es consagrarlo. Antiguamente, se pintaba la superficie del espejo de negro para consagrarlo, aunque esto ha dejado de hacerse desde hace tiempo. Lo que debes conseguir, en cambio, es un trozo de seda negra de igual tamaño de la superficie del espejo que vas a consagrar.
Durante la medianoche de un sábado, con la habitación a oscuras, observa fijamente tu espejo mágico durante unos minutos.
Luego cúbrelo con el trozo de seda negra. Es importante que hagas esto en total soledad, sin personas ni mascotas que se reflejen en el espejo mágico. Básicamente, lo que buscamos es que seas tú lo último que el espejo mágico refleje antes de cubrirlo.
Pasadas tres noches debes preparar una infusión de Artemisa. Prepara la infusión y tenla lista antes de medianoche.
Recién llegada la medianoche, retira la seda negra y con un paño blanco humedecido con la infusión, irás limpiando suavemente tu espejo mágico.
No utilices toda la infusión; necesitarás un poco más adelante.
Coloca tu espejo mágico en el suelo. Traza alrededor un círculo con sal. Repite en voz alta las palabras correspondientes.
Bebe un trago de tu infusión y escúpela sobre el espejo. Con esto, acabas de consagrar tu espejo mágico, pero también, te has consagrado al espejo.
Bajo ninguna circunstancia debes permitir que alguien más se refleje en él. Por eso debes mantener tu espejo mágico cubierto y a resguardo de la luz hasta que decidas utilizarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario