Cualquier persona y sobretodo cualquier mujer que no haya leído la obra literaria de Jane Austen y, en cambio, esté familiarizada con las adaptaciones cinematográficas de dichas obras, puede sentirse tentada a pensar que el género femenino está hormonalmente predestinado a lo que la autora opinaba sobre el amor.
Siguiendo la filosofía que transmiten estas películas basadas en los libros de Austen pueden obtenerse cuatro lecciones de amor, desde luego, notablemente alejadas de lo que la autora realmente pensaba. Estas lecciones son: La mujer debe parecer inalcanzable para el hombre, espera el momento indicado para tener sexo, haz que tu hombre se sienta importante y, por último, sumisión de la mujer.
Estos son los valores que se pueden extraer de las adaptaciones cinematográficas pero ahora vamos a ver realmente que nos enseña Jane Austen si tomamos en cuenta sus novelas:
A) LA PRIMERA IMPRESIÓN ES LA MENOS IMPORTANTE:
Las obras de Jane Austen están plagadas de primeras impresiones erróneas. Para Austen, el amor no es solo un impulso del corazón, proviene también de un estímulo intelectual. Cree que es imposible amar a alguien sin conocerlo realmente, por eso sus historias de amor "se cocinan a fuego lento", eso quiere decir que no existen primeras impresiones devastadoras y arrebatadoras.
B) NO TE CONFORMES:
Las muchachas de Jane Austen que se casan por dinero, o bien por imposición social, están condenadas a vivir situaciones desgraciadas y de mucha infelicidad.
En este caso, el matrimonio como objetivo final de la mujer, es algo con lo que J. Austen estaba en total desacuerdo.
C) HABLA CON EL HOMBRE QUE TE GUSTA:
Para la autora, los sentimientos son demasiado valiosos como para guardárselos. Hay que demostrarlos a cualquier precio incluso si propician un desengaño.
D) PIENSA POR TI MISMA:
Si hay algo que pueden enseñar las heroínas creadas por Austen es que la mujer debe seguir sus instintos.
La conclusión es que no tomemos en cuenta las ideas que se muestran en las películas basadas en las obras de J. Austen porque la mujer no está hormonalmente condenada a la sumisión y mucho menos a considerar el matrimonio como el máximo objetivo al que puede aspirar. Las mujeres de Jane Austen realmente muestran su interés, luchan por sus hombres, son autónomas, independientes, piensan y se rebelan ante el medio que las rodea. Puede que esto suene bastante obvio a día de hoy pero en el siglo XIX fue un acto revolucionario.
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