Algunas noches nos alcanzan con sus reflexiones irrepetibles, imposibles de anunciar durante el día.
Vagamos por un tiempo (este fue mi sueño)
Por un largo sendero de la Tierra Muerta,
Dónde sólo las amapolas crecen en la arena,
Aquellas que arrancamos con escasa estima,
Y siempre tristes, hacia una triste corriente
Seguimos avanzando con los dedos entrelazados,
Bajo las estrellas distantes, un camino imprevisto,
La visión de todas las cosas en la sombra de un sueño.
Y siempre tristes, mientras las estrellas expiraron,
Las más extrañas amapolas encontramos,
Hasta que tus ojos cultivaron toda mi luz,
Para iluminarme en aquella hora de cansancio,
Y en su oscurecimiento ninguna conjetura podría
Atormentarme con los días perdidos que deseamos,
¡Después de ellos mis recuerdos fueron destrozados!
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