Unas de las experiencias difundidas en mitos y relatos de terror, es la de ver el propio cuerpo desde una perspectiva aérea, como si se flotara sobre él dentro de la habitación.
Este fenómeno es conocido como "autoscopia". Consiste en una experiencia extracorporal, es decir, la impresión de ver las cosas desde una perspectiva elevada, pero cuyo punto de vista siempre gira en torno a nuestro cuerpo físico.
Esta clase de experiencias, no siempre poseen un tinte aterrador, proceden de una alteración, momentánea o crónica, de los mecanismos neurocognitivos.
Soñar que uno mismo ve su propio cuerpo durmiendo en la cama es algo normal, y no conforma una alteración de ningún tipo. Pero si el hecho ocurre durante la vigilia, es decir, si vemos nuestro cuerpo desde una perspectiva externa estando despiertos, ahí podemos hablar de una alteración cognitiva.
Curiosamente, este trastorno tiene una fuerte vinculación con las leyendas de Vampiros, más concretamente con la leyenda de que los Vampiros no se reflejan en los espejos.
Consideremos la posibilidad de que una parte nuestra se aleja del cuerpo durante las noches para acceder a estas tierras de locura y fascinación que algunos llaman plano astral.
Visto desde esta perspectiva, es difícil discernir cual es el "verdadero despertar" de la conciencia; si sucede en el momento en el que abrimos los ojos al mundo conocido, o bien cuando cerramos los párpados y nos desentendemos de las banalidades del rito cotidiano, lejos de las impresiones y pulsos epidérmicos que nos obligan a esforzarnos para evitar la desintegración.
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