La Turquesa es un mineral de color azul verdoso. Es escaso y valioso por su calidad.
Su color también puede ser de azul claro a verde manzana.
Tiene afinidad con el signo Acuario. Algunas de sus cualidades son la protección, alegría, bienestar y purificación.
Tiene afinidad con los Chakras tercero, cuarto, quinto y sexto.
La Turquesa es uno de los amuletos más viejos de la historia de lo nativos americanos. Daba protección y fuerza. También era conocida como símbolo de abundancia y de sensibilidad psíquica en muchas culturas antiguas.
En Oriente, se le considera un talismán para protegerse del mal de ojo; y los árabes la llaman "piedra de la suerte". Incluso hoy, los ciudadanos de muchos países de Oriente Medio adornan las crines y las colas de los animales de carga con Turquesa para proteger, traer buena suerte y prevenir de caídas al dueño. Para los Persas, la intensidad de la piedra predecía el tipo de clima que se espera ese día.
La Turquesa es el símbolo de la amistad. Si la Turquesa fuera dada por un amigo, esa piedra protegería al portador contra las energías negativas y traería buena fortuna. Incluso también traería paz al hogar. La Turquesa cambia de color para avisar de una infidelidad. Es una piedra muy personal; pues adquiere las características del dueño. Se le considera una de las piedras más viejas y sabias. Si soñamos con una Turquesa es presagio de prosperidad.
Como curiosidad; muchos médicos del s. XV llevaban una Turquesa en sus bolsas de médico, asegurando su eficacia contra los efectos del veneno de los alacranes y otros animales ponzoñosos. También se consideraba eficaz para desterrar los dolores provocados por la posesión de demonios.
A nivel físico; la Turquesa expulsa del cuerpo las toxinas nocivas. Purifica la sangre. Es recomendada para aquellas personas que sufren migrañas y cefaleas, así como dolores musculares. Estimula la pituitaria de un modo beneficioso, y aumenta la capacidad de memoria. Mejora la absorción de elementos nutritivos, por lo que es útil para las personas que sufren anorexia. También se utiliza en problemas oculares, de garganta y de las membranas mucosas.
La Turquesa potencia los sistemas fisico e inmunitario, y regenera los tejidos. Reduce el exceso de acidez y tarta la gota, el reuma y los problemas estomacales. Esta piedra es anti-inflamatoria y alivia los calambres y el dolor.
Es una piedra excelente para tratar estados de agotamiento, depresión o ataques de pánico. Es conocida como la piedra de la alegría y el bienestar. La Turquesa es una piedra de purificación. Disipa las energías negativas y limpia las radiaciones electromagnéticas; una de las funciones protectoras es defender de influencias externas o de contaminación medioambiental.
Guarda correspondencia con el Chakra de la garganta. Actúa sobre la comunicación y la facilidad de la palabra. Aumenta la capacidad creadora de la mente. Sirve además como amuleto para viajeros. Ayuda a comprender la vida con más sentido del humor. Quien posea una Turquesa jamás tendrá necesidades ni apremios económicos.
Esta piedra es empática y equilibradora. Promueve la auto-realización, ayuda a resolver problemas de forma creativa, y calma los nervios cuando tenemos que hablar en público. La Turquesa es una piedra que fortalece. Disuelve la actitud de mártir o el auto-sabotaje. Mentalmente, la Turquesa infunde calma interna al tiempo que mantiene la alerta y la ayuda a la expresión creativa. Emocionalmente, la Turquesa estabiliza las alteraciones del estado de ánimo y aporta calma interna.
Cuenta una tradición que la Turquesa, para que ejerza su poder benéfico debe ser regalada. Cuando se cumple este requisito, avisa a su propietario de todos los peligros y todas las enfermedades graves cambiando de color.
Equilibra y alinea todos los Chakras con los cuerpos sutiles, y sintoniza el nivel físico con el espiritual. Puesta sobre el Tercer Ojo potencia la intuición y la meditación. Explora las vidas pasadas y muestra que la creación de tu propio destino es un proceso continuo y depende de lo que hagas a cada momento. La Turquesa una la tierra y el cielo, unificando las energías masculina y femenina.
La Turquesa se puede situar en cualquier lugar, pero esencialmente en la garganta, el Tercer Ojo y el plexo solar. Con ella se hace un excelente elixir.
Hay que comentar que la Turquesa Tibetana, tiene propiedades adicionales. Sus tonalidades verdes le confieren unas características ligeramente diferentes, como su particular utilidad para bloqueos del Chakra de la garganta y la expresión reprimida. Remontando su capacidad sanadora y limpiadora hasta las más profundas y ancestrales raíces del problema; llegando a la fuente del mismo.
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