En la Mitología Griega, las Harpías o Arpías eran seres con una apariencia muy bella y eran mujeres aladas, cuyo cometido principal era hacer cumplir el castigo impuesto por Zeus a Fineo; que consistía en que con su capacidad de volar, robaban continuamente la comida de éste antes de que pudiera comérsela.
En las tradiciones posteriores, fueron transformadas en genios maléficos con cuerpo de ave de rapiña, un rostro de mujer horrible, orejas de oso y garras afiladas; llevaban consigo tempestades, pestes e infortunio. Esta es la forma que de las Arpías que ha persistido hasta la actualidad.
Las Arpías eran hijas de Electra y Taumante y hermanas de Iris. Se las describía como mujeres de un cabello adorable, lo cual ya se hacia referencia a su aspecto bello.
Fineo, rey de Tracia, tenía el don de la profecía. Zeus, furioso con él por haber revelado sin consentimiento los secretos de los Dioses del Olimpo, le castigó en una isla con un buen festín del cual no podía comer nada, ya que las Arpías le robaban la comida de sus manos justo antes de que pudiera comerla. Este castigo se prolongó hasta que llegó Jasón y los Argonautas. Éstos lograron espantarlas, pero no las mataron por petición de Iris, quién prometió que Fineo no iba a ser molestado más.
A esta versión se le fueron añadiendo nuevos detalles como que las Arpías ya no robaban la comida, sino que la ensuciaban con sus excrementos. Así, pronto empezaron a verlas como difusoras de la suciedad y la enfermedad, adquiriendo su apariencia monstruosa.
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