Dodelecker, es un Vampiro único en las leyendas alemanas.
Si bies es por naturaleza muy agresivo como cualquier otra raza de Vampiros, el Dodelecker carece por completo de coordinación, destreza física y velocidad.
Se puede reconocer al Dodelecker en su refugio habitual, llorando y gimiendo sobre tu tumba mientras mastica la carne de sus propias extremidades. Su apariencia es deplorable, famélica, ya que su tasa de éxitos durante sus cacería se reduce a la caza de roedores, cuando los consigue, o bien saquea tumbas o roe alguna tibia insípida.
Si se sale de su refugio, se tambalea, llorando como un niño deforme y emitiendo sonidos guturales y licuefactos. El origen de su inestabilidad, y de su falta de sentido predatorio, no tiene una explicación clara pero quizás tenga algo que ver con aquellos espíritus nórdicos que solo tenían un radio de influencia escaso alrededor de sus tumbas.
Como cualquier otro Vampiro necrófago, el Dodelecker desea alimentarse de carne humana fresca, pero su torpeza a la hora de cazar reduce su dieta a otra cualquier cosa con pasado orgánico, como por ejemplo jirones de cuero, raíces, cadáveres, huevos, roedores y pequeños mamíferos, como he dicho antes, roedores especialmente.
La vida tortuosa del Dodelecker no excede a los nueve años fuera de la tumba. Ese es el plazo máximo que puede soportar fuera de su ataúd. Pasado este tiempo, se retira a las profundidades, donde termina de roer sus propias extremidades, incapaz de reunir la voluntad necesaria para recorrer la noche fugitiva de los predadores expertos.
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