El dolor más abyecto, con sus heridas sangrantes y profundas, también pasará. La calma y una saludable simulación de alegría cubrirán todas las lágrimas. Pero detrás de esta aparente calma, el Dolor se transforma en Recuerdo; y el monótono palpitar de aquellos días de plenitud nos atormentará el resto de nuestros días.
Os deleito hoy con un poema de Oscar Wilde, uno de los mejores escritores también de poemas de romance y soledad.
Las estaciones derraman su ruina mientras pasan,
Pues en la primavera los narcisos alzan sus rostros
Hasta que las rosas florecen en ígneas llamas;
Y en el otoño brotan las violetas púrpuras
Cuando el frágil azafrán suscita la nieve invernal,
Pero los decrépitos y jóvenes árboles renacerán,
Y esta tierra gris crecerá verde con el rocío del verano,
Y los niños correrán entre un océano de frágiles prímulas.
¿Pero qué vida, cuya amarga voracidad
Desgarra nuestros talones, velando la noche sin sol,
Alentará la esperanza de aquellos días que ya no retornarán?
La ambición, el amor, y todos los sentimientos que queman
Mueren demasiado pronto, y sólo encontramos la dicha
En los marchitos despojos de algún recuerdo muerto.
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