Las mujeres victorianas, siguieron el ejemplo de la Reina y se elaboraron estrictas reglas de etiqueta concernientes a la vestimenta del luto y al comportamiento durante este período.
Estas reglas dieron orden a una sociedad que cambiaba rápidamente al tiempo que la Revolución Industrial creaba la clase media. Los libros de etiqueta indicaban a los nuevos ricos los detalles de un comportamiento socialmente aceptable. Una de las áreas que tenía un estricto código social era justamente, la muerte.
La muerte era (y es), inevitable, estaba presente cada día en el siglo XIX, el porcentaje de mortalidad infantil era altísimo y la expectativa de vida era sólo de 42 años. Pero la gente de la Época Victoriana, la única manera de sobrellevar la pena y la pérdida que les afectaba, era canalizar el pesar a través de alguna Expresión Artística, Arte Memorial y Memento-Mori. Un ejemplo de esto, eran las fotografías Post-Mortem.
Alguien que tuviera la osadía de ir en contra de las reglas y rituales preestablecidos del luto, se arriesgaba al escándalo y al ostracismo.
Se esperaba que las mujeres de este período debían exteriorizar el pesar de la familia. La manera de hacerlo era a través de la vestimenta.
El color negro es el mejor color que representa el luto Victoriano ya que simboliza la ausencia de luz. Era un signo inmediatamente reconocible de que un ser querido había muerto. También, la costumbre de usar negro para el luto viene de los Romanos; ya que evitarían que los fantasmas de los muertos penaran, vistiéndose de este color.
Cuando alguien moría, todos los miembros del hogar e incluidos los sirvientes, adoptaban el luto. Las cortinas se cerraban y los relojes se detenían al momento del fallecimiento.
Las carrozas y los caballos que tiraban de ellas, eran adornados con plumas de avestruz negras. A veces se contrataba a gente que caminara en el cortejo fúnebre.
Cuando se trataba del funeral de un niño, las plumas eran blancas al igual que el ataúd.
Por otra parte, el funeral de una persona pobre, tenía que ser el domingo, único día que no se trabajaba. Sin embargo, si la familia no tenía ahorrado el dinero para poder hacer el funeral el domingo después de la muerte, el cadáver debía permanecer en la casa hasta el próximo domingo.
Era habitual la fotografía post-mortem, sobre todo en niños, para tener un recuerdo del ser amado. Se enviaban como agradecimiento o también a los familiares que no pudieran viajar al funeral. También se conservaba mechones de cabello del difunto y se fabricaban joyas con ellos.
Las tumbas victorianas eran mucho más elaboradas que en la Actualidad. Se esperaba que la familia del difunto gastara lo máximo que pudiera en hacer un monumento apropiado al estatus social del difunto y de su familia. Los monumentos eran generalmente simbólicos, ya sea religiosos como cruces y ángeles, símbolos de la profesión del difunto o símbolos de muerte.
Los símbolos que más se usaban eran:
-Urnas: Símbolo clásico de la cremación romana.
-Coronas: Símbolo de la vida eterna.
-Obeliscos: Símbolo egipcio de la vida eterna.
-Mujeres lamentándose: Símbolo de una mujer vestida en túnicas sueltas, físicamente exhaustas de tanto llorar y apoyándose en una mano, a veces en una urna o en una cruz.
Había cuatro períodos de luto. Cada uno con sus propias reglas y costumbres. El que llevaba la viuda era el más riguroso de todos y duraba dos años y medio.
Los trajes de los niños eran blancos con adornos negros en el Verano y grises con adornos negros en Invierno; esto se consideraba para aquellos entre los 15 y 17 años, los menores de 15 no usaban luto. Una muchacha era considerada mujer a los 17 años y podía usar luto riguroso si un familiar moría.
El primer Período de Luto o Luto Rigoroso, duraba dos años y medio. Los trajes eran de dos piezas; un corpiño y una falda. La mujer de clase baja podía hacer el traje de algodón o teñir un traje de negro. La mujer de clase media podía elegir entre lana negra, algodón e incluso seda. La mujer de clase alta podía usar la última moda pero siempre en seda o en lana.
La ropa debía ser de género opaco y sin adornos, excepto el crepe. El rasgo más distintivo de este período es el largo velo de crepe negro que llegaba hasta la altura de la cintura o las rodillas. También debían de usar el bonete, generalmente de crepe blanco. No se usaban adornos o joyas, excepto el Azabache. La mujer sólo podía dejar su hogar para ir a la iglesia o visitar familiares directos. Si la mujer no tenía ingresos e hijos pequeños que criar, se permitía el matrimonio después de este período.
Segundo período de Luto duraba 6 meses o hasta el final de los días. El bonete se podía adornar con flores y cintas, blancas o negras y el velo de crepe se acorta y se puede usar levantado sobre la cabeza. Además del Azabache, se podían usar joyas hechas del cabello del difunto.
Tercer período de Luto duraba entre 3 y 6 meses. Los adornos de crepe se sacaban y se reemplazaban con adornos de seda negra, cinta negra y encaje. El velo se acortaba aún más o se podía dejar de usar, al igual que el bonete.
Cuarto Período de Luto o Medio Luto duraba entre 6 meses o hasta el fin de los días. Los trajes podían ser diseñados a la última moda, sólo tenían que ser hechos con colores de medio luto como el gris, violeta, lila, malva y blanco.
El viudo sólo tenía un período de luto. Este período duraba entre seis meses a un año, pero era de su discreción cuando volver a casarse. Podía continuar su vida normal y continuar trabajando. Su traje debía ser de un género oscuro, su sombrero adornado con una cinta de crepe y también debía usar una banda de crepe en el brazo.
El tiempo de luto dependía de la relación con el difunto. Las viudas podían dejar el luto después de dos años, pero era de mejor gusto usar medio luto por seis meses después de ese tiempo.
Para niños que perdieron a sus padres o viceversa, el período era de un año. Para abuelos y hermanos; seis meses, para tíos y tías; dos meses, para tíos y tías abuelas; seis semanas y para primos; cuatro semanas.
Las viudas de mayor edad, frecuentemente permanecían en luto por largos períodos, incluso hasta el fin de sus días.
Cuando las personas terminaban su duelo y querían reintegrarse a la sociedad, debían dejar tarjetas a sus amigos y conocidos, para avisar de que podían recibir y hacer visitas.
También pondré algunas supersticiones sobre el luto en esta sociedad:
-No se debía ir a un funeral embarazada.
-Los espejos se cubrían porque existía la creencia de que el espíritu del difunto quedaba atrapado en él.
-Si el difunto llevaba una buena vida, florecerían flores en su tumba, por el contrario, si había sido mala persona, sólo crecería maleza.
-No usar nada nuevo en el funeral, especialmente zapatos.
-Si llueve sobre el cadáver, el difunto se irá al cielo.
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