Los Sátiros junto con las Ménades, forman el "cortejo dionisíaco" que acompaña al Dioniso. También pueden estar asociados al dios Pan. Algunas tradiciones consideran a Sileno padre de los Sátiros.
A los Sátiros se les representa de varias formas peor la más común es la de una criatura mitad hombre y mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, sobre todo de pantera por el tributo a Dioniso. Como curiosidad, los romanos solían confundir a los Sátiros con los Faunos, que solían tener patas de chivo.
A los Sátiros se les ha representado en varias edades; a los Sátiros jóvenes se les representa como graciosos jóvenes. Los Sátiros mayores son representados con una gran fealdad. Aparecen a menudo con una copa o un tirso (bastón forrado de vid o hiedra y a veces de lazos.) en la mano, con actitud de bailar con las Ninfas a las que a menudo persiguen.
Los Sátiros son criaturas alegres y pícaras, aunque este carácter desenfadado puede volverse peligroso e incluso violento. Como criaturas dionisíacas que son, les encanta el vino, las mujeres y disfrutan de los placeres físicos. También tienen un baile especial. Debido también por su gran gusto al vino aparecen sosteniendo copas y aparecen en la decoración de vasijas y vinajeras.
En el Arte Griego Arcaico, aparecen como criaturas ancianas y feas, pero posteriormente, especialmente en las obras de la escuela ática, se suaviza su fealdad con un aspecto más juvenil.
Una obra muy importante y que representa esto muy bien es el "Sátiro en reposo" de Praxíteles; hace una representación compasiva y humanizada de un Sátiro.
"Sátiro en reposo" de Praxíteles. |
En las representaciones romanas aparecen como criaturas con patas de cabra desde las caderas hasta las pezuñas y a menudo con largos cuernos de cabra o carnero.
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