Las leyendas de Vampiros a menudo aparecen en lugares y sitios más extraños. Del Vampiro que voy a hablar hoy es un buen ejemplo de ello.
En la región de Armenia existen testimonios de una raza de Vampiros muy antigua. En el siglo XIX, un grupo de investigadores siguió la pista de una serie de asesinatos monstruosos en las que no había culpables. Tras varios días encontraron el rastro importante que buscaban. Los pasos se dirigían al Monte Ararat.
En Armenia se dice que en el valle cercano a este monte vive una especie de Vampiros llamados Dachnavar. Para algunos se trata de un espíritu vampírico incorpóreo; para otros, en cambio, sostienen que el Dachnavar no tienen nada de espiritual y que de hecho vive en el mismo cuerpo desde que el Arca de Noé ancló tras aquel diluvio.
Según la tradición popular y el cristianismo sostienen que el Monte Ararat es el sitio donde ubican los restos de arca.
Al parecer, el Vampiro Dachnavar logró viajar como polizón en el arca, alimentándose poco y mal a costa de animales que ni Noé ni sus hijos y nueras sentían afecto por ellos realmente.
Una noche, el Dachnavar fue detectado por Noé justo cuando intentaba practicarle una incisión a un cerdo. Noé acusó a una de sus nueras de acobijar al Vampiro entre las celdas.
El Vampiro Dachnavar, fue arrojado a las aguas sin mediar ninguna prueba concreta en su contra, el resto de la tripulación que había en el arca no tuvo represalias en lo sucedido.
Todavía hoy hay viajeros que acampan a la sombra del Monte Ararat dicen que el Vampiro Dachnavar recorre la zona en busca de cuellos incautos. Tiene un gusto particular por la sangre turca pero no desprecia en absoluto la sangre de navegantes y hombres de mar.
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